Según el Washington Post, los Estados Unidos han tenido mucho que ver con el hecho de que las FARC estén debilitadas y de que ahora se contemple la paz en Colombia, por el apoyo -de cerca de US 8.000 millones- prestado a los anteriores gobiernos en su lucha contra la guerrilla. Pero, afirma el W.P. que si la paz no se logra los Estados Unidos tendrán que apoyar a Colombia en una guerra total.
Pues bien, no compartimos la visión del prestigioso diario. Los colombianos no tenemos que resignarnos a aceptar una hipotética guerra total pues la paz dialogada siempre será una alternativa y la mejor.
Veamos algunas cuestiones que se deducen de este artículo: la primera, más evidente, es el enorme interés que ha tenido y tiene EEUU en la guerra colombiana, el grado de su atención es directamente proporcional al dinero invertido. Dentro de esta se destaca una cuestión ideológica de rechazo a todo tipo de pensamiento de orientación comunista o de izquierdas. Lo que es bastante conocido.
Pero actualmente es mucho más importante el interés por la riqueza energética, que es la razón de la actual bonanza económica de Colombia. De manera que los colombianos deberíamos ocuparnos, a través de los canales democráticos, muy seriamente de la política en materia de recursos energéticos pues las grandes sumas que en materia de regalías está ingresando la economía colombiana deben servir, sin más dilaciones, para hacer una redistribución de la riqueza que contribuya a hacer realidad el Estado social (financiación pública de la salud, de la seguridad social, de la educación, etc.) que desde 1991 ha declarado ser este país según la Constitución de 1991.
Pues bien, no compartimos la visión del prestigioso diario. Los colombianos no tenemos que resignarnos a aceptar una hipotética guerra total pues la paz dialogada siempre será una alternativa y la mejor.
Veamos algunas cuestiones que se deducen de este artículo: la primera, más evidente, es el enorme interés que ha tenido y tiene EEUU en la guerra colombiana, el grado de su atención es directamente proporcional al dinero invertido. Dentro de esta se destaca una cuestión ideológica de rechazo a todo tipo de pensamiento de orientación comunista o de izquierdas. Lo que es bastante conocido.
Pero actualmente es mucho más importante el interés por la riqueza energética, que es la razón de la actual bonanza económica de Colombia. De manera que los colombianos deberíamos ocuparnos, a través de los canales democráticos, muy seriamente de la política en materia de recursos energéticos pues las grandes sumas que en materia de regalías está ingresando la economía colombiana deben servir, sin más dilaciones, para hacer una redistribución de la riqueza que contribuya a hacer realidad el Estado social (financiación pública de la salud, de la seguridad social, de la educación, etc.) que desde 1991 ha declarado ser este país según la Constitución de 1991.
A continuación se traduce el editorial del W.P.:
Publicado el 9 de Septiembre de 2012
"Tres veces en los últimos 30 años los gobiernos colombianos han tratado infructuosamente de negociar la paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Gobierno (FARC), un grupo guerrillero marxista que otrora abrazó el secuestro, el narcotráfico y el terrorismo. El episodio más triste comenzó en 1999, cuando el gobierno declaró un alto el fuego y cedió a las FARC una zona segura del tamaño de Suiza, sólo para ver como el grupo utilizó el espacio para reagruparse, reclutar y cultivar coca mientras se niega a negociar en serio.
Esa historia hace que muchos colombianos sean cautos cuando su actual gobierno, bajo la presidencia de Juan Manuel Santos, ha anunciado planes para nuevas negociaciones con los que espera lograr la desmovilización de las FARC.
Esta vez, sin embargo, hay más motivos para el optimismo - gracias en parte importante del éxito de Estados Unidos y Colombia colaboración en la última década.
En los últimos años, desde que las conversaciones de paz pasadas resultaron fallidas, los Estados Unidos ha proporcionado alrededor de US $ 8 mil millones para Colombia, ayudando a duplicar el tamaño de su ejército, unidades de tren de elite, adquirir helicópteros y equipos avanzados otro, y a realizar la guerra a las FARC. El movimiento ha sufrido golpes fulminantes, incluyendo la muerte de su fundador, el asesinato de su máximo líder y otros altos mandos, y la liberación de los rehenes de alto perfil, incluyendo tres estadounidenses. Pensada para comandar 20.000 combatientes a principios de siglo, las FARC tiene ahora menos de la mitad de esa cantidad.
Como ministro de Defensa del ex presidente Álvaro Uribe, el Sr. Santos jugó un papel fundamental en esa campaña. Ahora, rompiendo con el Sr. Uribe, está apostando a que con valentía lo que queda de las FARC sigan el ejemplo de otros movimientos armados latinoamericanos que se han transformado en partidos políticos democráticos. Tiene razón al intentar una desmovilización que en gran medida podría reducir la violencia en las zonas rurales y abrir el camino para el desarrollo, incluyendo las reservas de energía de Colombia.
Hay, sin embargo, algunos obstáculos grandes. Aunque la agenda de las negociaciones se limita a medidas tales como la reforma agraria y la garantía de la participación política, las FARC, apoyadas por Cuba y Venezuela, aún puede aspirar a socavar el sistema democrático liberal político que el señor Santos representa. Algunos de sus dirigentes están implicados en crímenes de guerra o el tráfico internacional de drogas y deben ser considerados responsable. Líderes de las FARC han dicho que cuando comienzan las conversaciones en Oslo el 8 de octubre, buscarán un alto el fuego, lo que podría permitir su estrategia dilatoria anterior.
Sr. Santos, sin embargo, es claramente consciente de esos peligros. Él ha dicho que las operaciones militares continúan y que el término de las negociaciones se limitará a unos pocos meses: "Si no hay avances, simplemente no va a continuar", dijo al país.
Quizás las Farc aprovechen la oportunidad que tienen de renunciar a la violencia y la criminalidad. De lo contrario, los Estados Unidos deberían dar apoyo militar a Colombia en una nueva guerra contra total contra esta amenaza."
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